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Garbiñe SALABERRÍA AREITIO
“La construcción narrativa de la ética. Contextos sociales y valores en la literatura infantil y juvenil” es el resumen de la tesis doctoral de mismo título realizada por la doctora Garbiñe Salaberria en el Departamento de Sociología de la UPV/EHU.
La narrativa, como afirma Barthes, no sólo es un modo de pensar la literatura, también es un modo de pensar la vida, históricamente concreta y socialmente construida. A su capacidad para producir significados sociohistóricos y existenciales, de sentido y de identidad, se añade la posibilidad de explorar y expresar los sentidos de la existencia de una forma significativa.
La realidad social a la que llamamos literatura es extremadamente compleja y su aproximación analítica parte de un presupuesto esencial: el fenómeno literario es por esencia un hecho social, no se puede hacer análisis literario sin sociología. La escritura, como modo de pensar la literatura que realiza el escritor a través de una elección de conciencia, genera una fuente de conocimiento normativo, orientador del comportamiento de los personajes, históricamente concreto y socialmente construido. En toda forma literaria, existe una elección general de un tono, de un ethos, que nos permite afirmar que toda forma de literatura es valor. Como modo de conocimiento y de construcción de la realidad, posee una dimensión ética que se manifiesta en una forma de exponer la experiencia, organizada en secuencias narrativas, basada en su posibilidad de realización en la vida, en la verosimilitud.
El análisis de estas representaciones connotadas éticamente, objeto de la investigación sociológica realizada, muestra cuáles son y cómo se articulan las principales vías de conexión entre lo moral y lo narrativo en la literatura, en tanto que se organiza, representa e imagina en las formas éticas que produce. El conjunto de estas formas configurarían lo ético en la narrativa. La perspectiva analítica y metodológica observada demuestra que la dimensión ética en el discurso literario está hecha de valores y de acciones moralmente orientadas, articuladas en torno a los modos de elección de valores, a los motivos para la acción moral, a las problemáticas morales, a las imágenes del mundo y a las aspiraciones éticas.
La narrativa, como afirma Barthes, no sólo es un modo de pensar la literatura, también es un modo de pensar la vida, históricamente concreta y socialmente construida.
Foto: CC - Ze Carlos Barretta
El modelo analítico construido se ha aplicado a un corpus de libros de lectura obligatoria de literatura infantil y juvenil, prescritas por el profesorado del estado español, en Primaria (2º y 3º ciclo) y en la ESO, con el objetivo de analizar cuantitativa y cualitativamente la configuración narrativa de la ética; de comprobar si refleja los sistemas de valores vigentes en las sociedades económica y tecnológicamente desarrolladas (tardomodernas), de constatar la correspondencia con los valores específicos y básicos establecidos por la legislación educativa, y de verificar la validez del modelo.
En síntesis, se puede afirmar que las transformaciones socioculturales y axiológicas experimentadas en las últimas décadas aparecen reflejadas en dos sentidos: en el hecho de que los textos narrativos contienen propuestas éticas propias de la sociedad tardomoderna que los adultos transmiten a las nuevas generaciones, y en la adaptación al razonamiento sociomoral diferenciado según la edad de los destinatarios, tanto en complejidad como en diversidad que definen composiciones de valor específicas para la infancia y la adolescencia. Las prioridades valorativas expresadas en los textos describen dos perfiles éticos ideales, claramente diferenciados, para Primaria y la ESO en clara correspondencia con el deber ser.
En la narrativa, como en la vida, la experiencia moral se construye a través de la acción originada en las vivencias y conflictos, que posibilitan a los personajes ubicarse en las situaciones, y ponderar los actos de los demás, en la medida en que están afectados. Pero, en un conjunto destacable de obras analizadas se abre una brecha en la verosimilitud ético-emocional, en la concordancia entre los sentimientos narrados, y la profundidad e intensidad de los sentimientos realmente implicados en las escenas éticas propuestas. Esta simplificación de la realidad escamotea una parte sustancial de verdad. En este sentido, podríamos señalar que la imaginación ética no está a la altura de la imaginación literaria.
El mundo representado basa la vivencia narrativa de la ética en las conductas asociadas a la realización del valor y articula un espacio narrativo caracterizado por tres ejes axiológicos dominantes: las imágenes del mundo, los valores y las problemáticas morales. En la composición de todos los elementos éticos, en diferentes grados, intervienen tres parámetros esenciales: a) unos indicadores temáticos predominantes para cada etapa educativa; b) unos contextos sociales de aprendizaje a los que se adscriben, y c) unas experiencias recurrentes, vivenciadas por los personajes que estructuran áreas de significado específicas.
El proceso de descripción y de explicación de la experiencia ética se activa siempre en situaciones concretas, pero combinando simultáneamente dos planos diferenciados: una ética situacional, predominante en Primaria que sitúa a los personajes en el núcleo básico del problema, y una ética de fondo, generalista y difusa, más desarrollada en la ESO, que alude a las problemáticas humanas y a contextos estructurales.
El mundo representado basa la vivencia narrativa de la ética en las conductas asociadas a la realización del valor y articula un espacio narrativo caracterizado por tres ejes axiológicos dominantes: las imágenes del mundo, los valores y las problemáticas morales.
Foto: CC - Prefeitura de Sete Lagoas
En los contextos narrativos se aprecian unos elevados niveles de certidumbre moral, con un tono realista, que recurren a la simplificación moral para representar lo correcto y lo incorrecto, en esquemas polarizados de bajo calado ético. Tratan de integrar equilibradamente, los intereses individuales con el aprendizaje de la cooperación en situaciones prácticas, asequibles al lector, con desenlaces positivos y/o esperanzadores, guiados por un hilo conductor: los valores se aprenden, se comparten y se viven. Cada contexto de interacción articula unas prioridades valorativas específicas, relacionadas con las oportunidades de realización que ofrece el marco experiencial que abarcan. La función subyacente es enseñar de forma práctica cuáles son los valores que legitiman las conductas de los actores sociales y qué es lo que se espera de ellos.
La construcción del discurso en las problemáticas morales se basa en modelos dialógicos adscritos a conflictos con diversos grados de connotación ética, situados principalmente en el ámbito de la identidad y de la relación familiar que inducen a la progresiva superación de la infancia y a la integración paulatina en el mundo adulto. En cuanto a los motivos para la acción moral, los personajes se decantan preferentemente por el razonamiento hedonista, seguido a cierta distancia por el razonamiento estereotipado. En términos generales, la perspectiva que adoptan los personajes en relación a las normas, remite a un individuo hipersocializado, que comunica los diferentes registros de la sensibilidad ética implicados en la evaluación de las acciones, en relación a las motivaciones, a la intencionalidad y a las consecuencias.
Durante el itinerario lector prescrito por el sistema educativo, se dibujan varias vías de aprendizaje ético: una vía de contrastación de la significatividad vivencial de los valores, una vía de conocimiento de los paradigmas axiológicos que intervienen en la representación ética, y una vía de ponderación del código ético adoptado por los modelos de conducta (de persona) expuestos en la ficción. Su puesta en escena se desarrolla en un escenario global comprendido entre dos bandas estructurales: la fijación de límites a la maldad, y las conexiones entre el sentir y el pensar, en intensidad y profundidad, en el proceso de expansión progresiva de la personalidad ética. Ahora bien, tanto la percepción como la formación en valores van a estar afectadas por los contextos sociales en los que se realiza la interacción con los lectores.
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